Así llamó a mi querido primo-hermano Carlos; Su padre, mi tío Carlos, lo llama Carlitos como también lo hace su madre Titi (hermana de mi madre y mi tía-madrina); Para añadir a la confusión, su primer hijo también se llama Carlos y lo llamamos Carlitos (o también le llamamos Chez); Pero yo llamo a mi primo-hermano como siempre lo llamé desde niño: Carlitones. Porque aunque era tres años menor que yo, siempre fue más apuesto, nadaba más rápido, era más arriesgado y por supuesto esquiaba mucho mejor que yo. Fue Campeón Nacional de Esquí Acuático con tan solo doce años.
Mi papel, como primo mayor, fue siempre protegerlo cuando estaba presente pero al final no lo pude hacer; No porque no estaba presente sino porque es el inescapable destino de todos: Lamentablemente, Carlitones ya no está con nosotros; Ha partido a otro plano.
Una de las cosas que siempre admiré de Carlitones es que sabía que tenía una vida privilegiada, la cual compartía cuando era posible; Desde una entrada a un concierto o un viaje a Chuspa, con bellas sifrinas, en su vehículo 4×4. Su forma de ser podría ser calificada como “El Hedonista Mecánico” —Asi lo titulé en un escrito de mi último viaje a Venezuela—
En realidad su actitud laissez faire lo ha debido ser un gran jefe inspirando responsabilidad y crecimiento personal. Pudiera no ser muy aparente pero fue también la forma como crio a sus dos hijos Chez y Alejo, productos del gran amor de su vida, una bella mujer que lo acompañó en las buenas y en las malas, hasta el final de sus días: La Gallega.
En una de sus visitas a California fuimos a esquiar en nieve, a uno de mis lugares favoritos: Squaw Valley en Lake Tahoe. Fue una de las actividades en que fui comparable con él porque fui adicto a esquiar en nieve. Nunca tuvimos la oportunidad de esquiar en Las Leñas, Argentina como lo habíamos planificado antes de mi skiing misfortune. C’est la vie!
Hace cuatro años fue la última vez que nos vimos, cuando me visitó con mi otro primo-hermano Juanin en mi actual residencia en el Sur de California. Hizo una parrillada espectacular y como sobró mucha comida, la compartió con un sortario grupo que estaba jugando cartas en la piscina de mi residencia. Tanto él como Juanin estaban usando trajes de baño tipo Speedo que en California solo lo usan los maricones (o los nadadores de competencia), resultando en situaciónes muy divertidas.
También fuimos a mi oficina y a almorzar en el muelle más bonito del Sur de California: San Clemente. Logré que mis primos usaran mis camisas de trabajo, las cuáles les quedaron grandes pero resultamos vernos muy cómicos y por supuesto también muy guapos.
Como decía nuestro tio Juan: —Al cual nunca lo vi leyendo una Biblia o visitando a una iglesia (excepto por un bautizo, una comunión o un matrimonio)—
Amaos los unos a los otros.
Juan 13:34-35 —
¡QEPD querido primo-hermano Carlitones!